ETERNIDAD
Me llaman
Tiempo, toda mi existencia la he pasado observándola a ella, es tan hermosa,
aunque soy un poco mayor para ella, me es imposible no amarla, la vi desde que
nació y mi amor se convirtió en algo más allá del deseo.
Desde que
amanecía hasta que anochecía la miraba, me desvelaba por ella, recuerdo cuando
nació, era muy frágil, y aprendía de espacio, luego creció muy rápido, casi sin
darme cuenta pasó de ser un ser tan delicado y dependiente, a alguien
autosuficiente, era como ver un capullo florecer, incluso me di cuenta que su
nombre representa su esencia, la llaman "Vida"
Vida era todo lo
contrario a mí, todo lo quería hacer apresurado, su rutina era muy acelerada,
ahora entiendo cuando dicen que los polos opuestos se atraen.
Al transcurrir su
juventud Vida se volvió perezosa y un poco temerosa, sus pasos eran más lentos,
sus rutinas más monótonas, antes estaba enamorada de Dinero, a ese idiota lo
envidiaba, Vida siempre lo buscaba y lo necesitaba, pero ahora ya no lo
requería más, era la oportunidad que tanto había anhelado, sin perder un
instante me acerque a ella y le dije lo que sentía, ella me confesó que al
principio le parecía insuficiente para ella, pero ahora me necesitaba y me
quería.
Nuestro amor era
mutuo, de la noche a la mañana nos volvimos inseparables, ella apreciaba cada
minuto, cada segundo, cada fragmento de su existencia conmigo, era un amor que
muchos envidiaban, teníamos algo perfecto, pero como en toda historia, lo bueno
dura poco.
Una día como
cualquier otro había salido con Vida a caminar, y entre risas y caricias, nos
interrumpió, un ser grotesco pero elegante, se presentó como la Muerte y sin
importarle mi presencia le confesó a Vida que estaba perdidamente enamorado de
ella.
En ese momento
me lleno un sentimiento de temor e inseguridad antes la posibilidad de perderla, era un estremecimiento
que no experimentaba desde aquella vez que Vida salía con Dinero.
Me aclaré la
garganta para interrumpirlo, y le dije: Usted ya perdió su oportunidad, Vida ahora
está conmigo, y no necesita de nadie más para ser feliz.
Muerte me ignoró y siguió platicando con Vida, le ofreció que si se iba con él, la llevaría a un
lugar pacifico, donde podría pasar sus días descansando y disfrutando de la
serenidad y el silencio.
Vida lo rechazó de inmediato, le dijo que estaba feliz conmigo.
La expresión neutral
de Muerte cambió a una sonrisa diabólica y amenazó a Vida, le dijo que por haberlo
rechazado en este momento, sus días estarían llenos de cansancio, su cuerpo se desgastaria hasta el punto de dejar de funcionar y al moverlo sentiría mucho dolor.
Disgustado le
dije a Muerte que se alejara de ella o tendría que vérselas conmigo. Mi amenaza
surtió efecto, porque él se marchó sin decir nada más.
Al llegar a
casa, algo había cambiado en Vida, estaba tensa, y se veía preocupada, yo
trataba de tranquilizarla y hacerla reír como siempre, pero ya no era igual, Vida
comenzó a sufrir de insomnio, había veces en las que yo despertaba en la
madrugada y ella no estaba en la cama.
En una de esas
tantas noches en vela, le pregunte a Vida, porque no conciliaba el sueño, Vida
me confesó que le temía a la Muerte, tenía miedo de que yo un día no esté cerca
y Muerte se la llevara, entonces todo terminaría, y que pasaría después mi amor
-me dijo entre lágrimas- quien quedaría para acompañarte y recordarte a mí.
Guarde silencio
mientras ella lloraba, la envolví en mis brazos fuertemente y le prometí que no
permitiría que nada de eso sucediera, que encontraría la manera de que siempre
existamos y estemos juntos.
A la mañana siguiente
le dije a Vida que quiera tener un hijo, ella muy entusiasta me comentó que
siempre había soñado con tener una familia.
Entonces así lo
hicimos, los meses pasaron rápido y Vida dio a luz una pequeña que la nombramos
Eternidad.
Eternidad era
como un rayo de luz, iluminaba nuestra vida, al mismo tiempo que nos llenaba de
calidez.
Un día mientras
jugábamos en el jardín, Vida me llamó, ella estaba sentada en la grama con
Eternidad gateando a su alrededor, al acercarme me pidió ayuda para levantarla,
al parecer no podía hacerlo por sí sola, al levantarla sus huesos sonaron y
ella puso una expresión de dolor, preocupado la cargue hasta la cama y le
pregunte si se sentía ¿bien?
Ella respiro
profundo, me miro directamente a los ojos y confesó haber estado hablando con
la Muerte en secreto.
Esa noticia me destrozo
el alma, no podía creer que Vida me pudiera hacer algo así, con lágrimas en los
ojos y disgustado le comencé a gritar ¿POR QUE? ¿POR QUE HACES ESTO SI YO TE
AMO?
Vida con gruesas lágrimas que corrían de sus mejillas, respondió que estaba realmente cansada, su
cuerpo le proporcionaba un dolor que no podía soportar, sus manos les temblaban
por lo que se le hacía difícil agarrar las cosas, hasta le era doloroso
respirar, en pocas palabras, ya no tenía fuerzas para cuidar de Eternidad.
Desesperado le roge
¿qué podía hacer para que ella cambia de parecer?, le prometí que cuidaría de
Eternidad y de ella, que no se dejará guiar por mi apariencia desgastada, yo tenía
mucha energía y vitalidad para ellas dos, dedicaría mi vida entera a ellas.
Vida me dijo que
ya ella había tomado una decisión, Muerte la buscaría en la tarde, y me pidio que si realmente la amaba, no me interpondría en su elección.
Al atardecer muerte
se la llevó en sus brazos, y aunque el dolor y la rabia me provocaba darle una
paliza a Muerte, no lo hice. Solo mire a la distancia, más allá de las montañas
el color naranja del cielo y como el sol se ocultaba y abrazando fuertemente a Eternidad
le prometí que nunca la dejaría sola.
Autora: Stefany Bello.