Sin Rumbo Alguno
Despertó
un día de la rutina, de esa larga anestesia a grandes dosis en la que se encontraba
profundamente inmerso, se levantó confundido, intranquilo, nervioso, todo a su
alrededor era desconocido, nada le parecía familiar. Su nombre era una incógnita
y sólo bastaba con verse en el espejo para sentirse un hombre sin rostro, sin
identidad.
-
¿Quién soy?
Una
pregunta que le atormentaba horas tras horas en su intranquila conciencia.
Pasos lentos, mirada abajo, manos en los bolsillos y así decidió seguir su camino.
¡Gran
pregunta!
- ¿Cuál camino?,
No
comprendía de dónde venía, ni sabía a dónde iba.
Sin
respuesta alguno a sus dudas, decidió seguir adelante y en su larga caminata
sin destino encontró un cafetín, busco una mesa y ordenó un café americano sin azúcar.
Cada sorbo de café era más amargo que el otro, es lo único que pudo identificar
desde aquel efecto somnífero. Se levantó, ya era momento de irse, registró la billetera
y se dio cuenta que no tenía ni moneda alguna que valiera para pagar su pedido,
por lo que entre palabras y palabras pudo zafarse de la situación.
Al
salir, pudo darse cuenta que tenía que buscar la manera y forma de encontrarle
sentido a su vida, encontrarle identidad a ese hombre que residía en él.
Luego
de grandes decepciones, de inmensos fracasos, de incontables oportunidades y
errores, nos encontramos en un medio no apto para nuestra felicidad. Decidimos abandonar,
quizás dormir para dejar de lado el pasado que nos humilló, decidimos
olvidarnos de quienes somos y aceptar que más vale un nuevo día que un ayer
infeliz.
Despertamos
luego de una dosis de aprendizaje, queremos despertar siendo otra persona,
tener otro rostro para caminar sin que nadie nos reconozca. Nos miramos al
espejo fatigado y psicológicamente agotado, estamos vacíos pero aún así
caminamos después de largos días anestesiados.
Vamos
solos si, conocemos nuestro alrededor sin nada que recibir pero mucho que ofrecer.
Como
ese hombre del cafetín que entró sin valor monetario en su bolsillo para pagar
el café, ¡así se nos presenta la vida!, la cafetería es el mundo lleno de
personas, el café amargo es como a veces se viven los días, pero al final
encontramos la puerta de salida que nos libera de amargas situaciones y nos
encontramos con nosotros mismos para ser felices.
Nada
surge de la nada, todo surge de un todo. ¡De la tristeza nace la felicidad!
-Alex Rivero.